La persona que habitualmente trata con sus clientes es la “cara visible” de su empresa y quien conoce el perfil de cada uno de ellos. Si va a cambiar esta persona, comuníquelo e informe de quién va a sustituirle.
En empresas de gran tamaño, donde el contacto con el cliente lo realiza un gran departamento con varios empleados, cambiar alguno de ellos no tiene, en la mayoría de los casos, la menor implicación. Sin embargo, en empresas más pequeñas, en las que esta función suele estar encomendada a una única persona, el hecho de cambiarla puede ocasionar molestias y algún enfado por parte de los clientes.
Evite estas situaciones enviando una comunicación a los clientes, en la que les informe del cambio y les facilite los datos del nuevo responsable y la fecha a partir de la cual los cambios se harán efectivos.
Si la persona que deja de responsabilizarse de este servicio va a abandonar la empresa, resulta elegante que sea ella misma la que comunique esta circunstancia.