Si después de realizar diversas gestiones de recobro no consigue recuperar un impagado, conviene analizar la viabilidad de una reclamación judicial. Disponer de toda la información ordenada es un primer punto a su favor.
Muchas demandas que parecen fáciles acaban en nada, debido a la “habilidad” de los deudores. Unas veces éstos alegan unos supuestos defectos en las mercancías entregadas y consiguen enredar el asunto; otras veces son totalmente insolventes y, aunque se consiga una sentencia favorable, después no existen bienes con los que cobrar la deuda.
Por eso es necesario asegurarse bien antes de interponer una demanda judicial. Verifique especialmente que dispone de los siguientes grupos de documentos.
Recopile los documentos que acreditan que hubo una relación comercial válida y que usted cumplió con su obligación de entrega: pedido, albarán de entrega y factura.
Verifique también que no haya faxes o documentos posteriores que puedan poner de manifiesto que hubo discrepancias en calidad o cantidad. Y si los hay, compruebe también que queda acreditado que las incidencias se resolvieron sin problemas.
Recupere también los documentos que acreditan el impago (cheque o recibo impagado), así como la correspondencia y cartas de reclamación que pueda haber intercambiado con el deudor desde la fecha del impago.
Por último, obtenga informes comerciales y la documentación que acredite la solvencia de su cliente (o de los administradores de la compañía, si el deudor es una sociedad).